Los libros, de cualquier tipo, son el fundamento en el que se basa nuestra educación desde que somos pequeños. Nos rodean llenos de colores durante los primeros años de vida y nos acompañan en formato de bolsillo para el resto de nuestros días.
No recuerdo la primera vez que cogí un libro, pero recuerdo perfectamente la sensación que sentí cuando descubrí que la lectura era mi pasión. Me acuerdo de cómo se empezaron a crear mis primeros mundos imaginarios de los que no podía salir durante mi adolescencia. Aquellos libros me enganchaban hasta el punto de quedarme noches enteras en vela devorando trilogías y sagas. Sentía poder; poder sobre sobre los límites – ilimitados – de mi imaginación. Mi yo del pasado descubrió un gran abanico de posibilidades infinitas que hasta el día de hoy me ha formado como la persona que soy, porque cada libro y cada mundo aportan un conocimiento distinto que permanece en ti para siempre.
Por eso, desde Libros de las Malas Compañías queremos reivindicar que no importa lo que leas: si te gustan los clásicos o no; si prefieres literatura infantil, juvenil o adulta; si te interesan los libros con ilustraciones o los prefieres con largas descripciones al detalle. No importa lo que elijas para leer ni te sientas inferior por preferirlo. Tan solo lee. Disfruta de la lectura y del entretenimiento que esta nos ofrece. Nútrete. Experimenta. Lee. Saborea. ¿Y tú qué sentiste la primera vez que cogiste un libro?
Selma Redondo Menéndez
