La verdadera historia de la rata que nunca fue presumida

El archiduque Luis Salvador de Austria, un noble que se interesó por los cuentos tradicionales de Mallorca a finales del siglo XIX, fue el primero en escribir una versión de la ratita presumida, que nada tiene de presumida.
Ahora, Ana C. Herreros ha escrito esta versión en la cual, la rata no es ni presumida ni se compra un lazo, sino que se compra una col para hacerse una casita, esta rata que nos enseñara lo importante que es elegir bien a quien te acompaña en el camino, porque, si eliges un depredador, lo más probable es que acabes siendo comida.
Hemos publicado este libro gracias a la Ayuda a la edición del Institut d`estudis baleárics.
Escrito por Ana C. Herreros
Ilustrado por Violeta Lópiz
Colección: Libros Crecederos
Tamaño: 24 x 28 cm
Páginas: 96 + 1 desplegable
Encuadernación: Álbum ilustrado cartoné
ISBN: 978.84.949242.3.1
(Precio sin IVA 22,07€)
P.V.P. 22,95€
Ana C. Herreros
Nació en León y su abuela callaba cuentos. Así que pronto aprendió a escuchar el silencio y a querer a los que no tienen voz, a los que no cuentan.
Tanto que, años después y ya emigrante en Madrid, se puso a hacer una tesis doctoral sobre la literatura de los que ni escriben ni leen. Y así, investigando en la tradición oral, fue a dar en 1992 con la narración oral. Y empezó a contar, y desde hace más de veinte años no calla. Luego, la voz se le llenó de tinta y comenzó a escribir. La han traducido al catalán, al francés y al mexicano. Ha hecho hablar a un autista, sentarse a oír su conferencia a una princesa y 16 bebés de 6 meses prefirieron escuchar sus cuentos a tomarse el biberón. Ay, si su abuela levantara la cabeza...
Con Libros de las Malas Compañías también ha publicado los siguientes títulos:
Violeta Lópiz
Nació en Ibiza en 1980, sus manos de ilustradora aprendieron en la escuela de oficios y su cabeza en las prácticas que hizo para el periódico El Mundo. También le han aportado en sus convicciones los talleres con Javier Zabala, Linda Wolfsgruber y Józef Wilko, además de otros ilustradores vecinos que le tienden su mano. Su vida laboral ha venido rápido y ha circulado por periódicos, revistas, libros autoeditados y libros de texto paralelamente a los proyectos personales que siempre tiene en la cabeza. Violeta llena sus ilustraciones de todo aquello que experimenta, por eso no será raro encontrar restos de música, claquet y viajes en su trabajo. Algo que le caracteriza es que convierte cada encargo en un nuevo reto, donde explora tanto las posibilidades del proyecto como las suyas propias.