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El viaje ha sido para estas mujeres una manera de entenderse con el mundo.


Una selección de las mujeres que protagonizan este libro.
Cubierta del libro

Viajeras atlánticas


En este libro 20 mujeres de la historia se miran en el espejo.

El gran espejo es el Océano Atlántico que ocupa el 20 por ciento del planeta. Veinte por veinte los rostros y las vidas atraviesan el agua entre el Viejo y el Nuevo Mundo entre los siglos 15 y 20.

Algunas mujeres nacieron y vivieron en América, recorrieron el continente y cruzaron el océano. Otras, nacidas en Europa, viajaron a América. Un ida y vuelta, un vaivén y las páginas de diarios de viajes, cartas y misivas dan cuenta de las maneras en que ellas recorrieron el espacio en épocas donde ser mujer y viajar no iban de la mano.

Temerosas o aventureras, buscadoras de tesoros ocultos o habitantes de confortables cruceros, las mujeres han viajado desde el principio de los tiempos. Nómadas, han partido en grupo a buscar el sustento o el mejor lugar para pasar el invierno, a la par de sus compañeros. Se subieron a balsas precarias para enfrentar el Amazonas como lo hizo Madame de Godin, o a barcos de dudosa seguridad para transformarnos en la reina de los mares, como Isabel Barreto. Han viajado detrás de un amor, real o inventado, como lo hizo Adele Hugo; detrás del bien de sus hijas e hijos, como fue el caso de Nisia Floresta. O al estilo de la chilena Maipina de la Barra, un día sintieron el llamado de la fe que tanto se parecía a una forma de volver a empezar en otro lado, lejos de las miradas de siempre.


Tuvieron un plan, un sueño, una posibilidad de salir de todas las ataduras que les imponían las diferentes épocas y lograron llegar a buen puerto con sus deseos. Disfrazadas - como Catalina de Erauso- u obedientes y políticas como la Pocahontas que inmortalizó Disney. Con bártulos, baúles llenos de tesoros y a veces solo con lo puesto viajaron para encontrar en el camino lo que realmente querían al estilo de Eduarda Mansilla. O decididamente por una causa como Flora Tristán, Belén de Sárraga y Clorinda Matto de Turner.


A veces fueron viajeras a la fuerza. Cautivas como la niña Fuegia Basket nacida como Yokcushu en la Tierra del Fuego.


A través de los siglos las viajeras soñaron su independencia a bordo de una corbeta, un tren, o el lomo de un caballo cruzando las montañas a la manera de las americanas Juana Manuela Gorriti o de Emilia Serrano.


Al lanzarse al destino de un viaje, muchas de ellas fueron estigmatizadas como locas, putas o brujas, como les sucedió a Inés Suárez, Gertrudis Gómez o la Condesa de Merlín.


Descentradas, emancipadas, traicionando la trama que la sociedad les construyó desde tiempos lejanos, las mujeres entendieron que viajar es una manera de aprender. Del mundo, sí. Pero, más que nada, de sí mismas.


Los textos


Veinte crónicas se detienen en la vida de cada mujer en relación con los viajes que les tocó emprender, con testimonios en primera persona, extraídos de diarios, cartas y otras misivas.

Una selección de las mujeres que protagonizan este libro.
Cubierta del oráculo

El oráculo


Las historias se entrelazan y cada mujer se transforma en un arquetipo o arcana. Cartas de agua, fuego, aire y tierra, acompañan este andar. El resultado es un juego que propone interrogar el camino de los lectores y a descifrar las claves de su propio viaje.



Las ilustraciones


La autora trabajó con las imágenes existentes de las mujeres (dibujos y grabados), a lo que sumó diferentes registros medievales haciendo convivir diferentes símbolos, épocas y estilos, con la técnica del collage analógico.


La autora


Foto de la autora
Alejandra Correa

Alejandra Correa nació en Uruguay en 1965, aunque residente en Buenos Aires desde los 3 años, es poeta, editora y artista visual. Antes trabajó como periodista y editora gráfica en importantes medios de Argentina, y se dedicó posteriormente a la Gestión Cultural. En 2004 fue una de las creadoras y directoras de la Audiovideoteca de Escritores de Buenos Aires, un programa sobre la memoria audiovisual de la literatura y el teatro argentinos. Desde 2010 coordina, junto a Marisa Negri, el Festival de Poesía en la Escuela, y desde 2016 dirige la editorial independiente La Gran Nilson.

Publicó los poemarios: Río partido, Donde olvido mi nombre, Los niños de Japón, Cuadernos de caligrafía, Maneras de ver morir a un pájaro, El nombre verdadero y La nieve. En 2022, Tinkuy editó su juego de cartas Posdata.

Ha sido merecedora del Segundo Premio Nacional de Poesía de Uruguay (2014) y el Primer Premio Nacional de Literatura para niños y jóvenes de Uruguay (2014) por el libro Si tuviera que escribirte, editado en 2015 por Libros de las Malas compañías.

Como artista visual se dedica al collage y al textil. Ha ilustrado los libros: Si tuviera que escribirte, Aventuras de pájaro, Las malqueridas y ahora, Viajeras atlánticas.

 


El libro y el oráculo de Viajeras atlánticas se puede comprar en pack o por separado, en nuestra tienda online o en vuestra librería favorita.




















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