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Mucho que leer desde Oussouye

Todos los días se celebra el día de algo. No podía ser menos dedicar el día de hoy, 8 de septiembre, a algo tan importante, como la alfabetización. ¿Qué sería de nosotros si no pudiésemos comprender esas formas, esos símbolos que conforman cada palabra escrita? ¿De verdad apreciamos el incalculable valor que supone saber leer y escribir?

A día de hoy, cuesta mucho imaginarse que haya personas que todavía no sepan leer ni escribir. Pensamos que es algo totalmente natural e inherente al ser humano, hasta que casi ni le prestamos atención e importancia, y creemos, equivocadamente, que las personas han dejado de ser analfabetas y que finalmente logramos solucionar este grave problema que veníamos arrastrando desde el nacimiento de la escritura hasta bien entrado el siglo XX.

Yo, personalmente, todavía me sorprendo, y asusto, cuando voy a visitar monasterios, iglesias o catedrales, y el guía comienza a explicar que, como es bien sabido, en el pasado, solo un puñado de personas poseían los conocimientos de la lectura y escritura. Y es que me imagino viviendo en aquella época, y no puedo concebir mi vida sin saber leer ni escribir, sin poder expresarme por escrito, ni leer novelas, ni las noticias, nada en absoluto. Y pienso que hemos dado un enorme paso al convertir, en menos de un siglo, de una sociedad analfabeta a una en que sea capaz de leer y escribir. Aunque, en el caso de España, todavía hay gente que carece de estas habilidades, especialmente entre la gente mayor, personas que tuvieron que abandonar la escuela siendo muy niños, un hecho que entendemos que sucedió hace muchísimos años, porque esto ahora sería inaceptable en España.

Pero si miramos al resto del mundo, y nos fijamos en especial en los países menos desarrollados, podemos ver que un porcentaje muy elevado de niños y adultos todavía no saben leer ni escribir, en concreto 763 millones de personas, un dato de 2020 recogido por la UNESCO. Y viendo esto, podemos observar que, para el desarrollo y el crecimiento de un país, de una sociedad, las habilidades básicas de lectura y escritura son indispensables.


Saber leer y escribir nos hace libres y nos da poder, poder con el que luchar contra las desigualdades.


Ahora que conocemos esto y que le damos la importancia que se merece, podemos hacer algo para remediarlo. Podemos visibilizar la existencia de este gran problema para que las entidades correspondientes den soluciones. Podemos colaborar para que, entre todos, consigamos llevar la lectura y la escritura a las personas que tuvieron que dejar la escuela o que nunca fueron a una, personas que a las que no solo se les denegó el acceso a la educación formal, sino también a un mundo lleno de posibilidades de mejora, prosperidad y mil historias que descubrir.

 

Desde 2015, Libros de las Malas Compañías lleva colaborando con la Biblioteca de Oussouye, Teba Diatta, financiando con las ganancias de la venta del libro El dragón que se comió el sol y otros cuentos de la Baja Casamance clases de alfabetización para las mujeres del pueblo.



Mujeres que no fueron a la escuela porque debían quedarse en casa ayudando con la crianza de sus hermanos o salir a trabajar en el negocio familiar o en el campo.


De ese curso de alfabetización, que lleva 9 años realizándose de octubre a mayo, ha surgido un club de lectura gracias al cual compartimos con las mujeres de Oussouye literatura escrita por mujeres y hombres africanos.


En la página web y en otras entradas de este blog detallamos las actividades y actualizamos la información para que no os perdáis nada de lo que allí sucede.






Si queréis leer los cuentos que se oyen en las noches del sur de Senegal y colaborar con este proyecto, os dejamos aquí el enlace al libro.



Elsa Alcañiz Casas

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